Un artículo que recibí hoy dice lo siguiente: “Nuestra efectividad en el ministerio depende del grado de cercanía que logremos a las personas que intentamos ayudar”. En tiempos de Pascua de Resurrección podemos comprobar la veracidad de esa frase: la efectividad de la misión de redención iniciada por Dios Padre, se mostró finalmente en la encarnación del Hijo.
En la cruz celta podemos hallar esa relación misión-efectividad-cercanía: la cruz de Cristo se integra en el círculo solar. La redención alcanzada por la muerte solidaria y sustitutiva del Hijo nunca puede entenderse aparte de a totalidad de la creación amada por Dios Padre.
En este tiempo de Pascua de Resurrección, no olvidemos anunciar –e palabra y de hecho- que la meta hacia la cual avanzamos es la restauración plena de todas las cosas. ¡Necesitamos escuchar estas palabras de esperanza!
El mundo entero espera impaciente que Dios muestre a todos que nosotros somos sus hijos. Pues todo el mundo está confundido, y no por su culpa, sino porque Dios así lo decidió. Pero al mundo le queda todavía la esperanza de ser liberado de su destrucción. Tiene la esperanza de compartir la maravillosa libertad de los hijos de Dios (Romanos 8:19-21 TLA)